martes, 31 de julio de 2012

"La carretera" de Cormac McCarthy

El pasado 26 de julio, el círculo literario de Tiguajaneco volvió a reunirse en El Arco para comentar una nueva lectura: La carretera. Después de los relatos Sylvie (Gérard de Nerval) y Bartleby, el escribiente (Herman Melville), dos pequeñas joyas de la literatura, la novela de Corman McCarthy, ganadora del Premio Pulitzer de ficción en 2007, había sido la elegida para amenizar las sofocantes tardes de verano de Tiguajaneco.

Cormac McCarthy FUENTE

Aunque la tertulia fue agradable y fructífera, la novela nos dejó un regusto agridulce que no colmó nuestras expectativas. Repasemos rápidamente los pros y los contras. El mayor punto negativo de la obra quizá sea el exceso de descripciones reiterativas, que de esta manera acaban por desinteresar al lector. Por otro lado, destaca el acierto en la utilización de algunos recursos técnicos. Por ejemplo, los diálogos sin guiones, y con muy pocos verbos introductorios, requieren la participación del lector para inferir los turnos de palabra y las réplicas, amenizando la lectura; también las descripciones, que omiten verbos u otros elementos del discurso (al modo de las acotaciones teatrales), confieren mayor fuerza a las imágenes, aumentando así su capacidad evocadora. 

Veamos un fragmento (1):
Estuvo mucho rato tratando de dormir. Al cabo se dio la vuelta y miró al hombre. Su rostro a la luz de la pequeña lámpara rayado de negro por la lluvia como un actor dramático de la antigüedad. ¿Puedo preguntarte una cosa?, dijo.
Naturalmente.
¿Nos vamos a morir?
Algún día. Pero no ahora.
Y todavía vamos hacia el sur.
Sí.
Para no pasar frío.
Así es.
Vale.
¿Vale qué?
Nada. Solo vale.
Duérmete.
Vale.
Voy a apagar la luz. ¿De acuerdo?
De acuerdo.
Y luego, ya a oscuras: ¿Puedo preguntarte algo?
Naturalmente.
¿Qué harías si yo muriera?
Si tú murieras yo también querría morirme.
¿Para poder estar conmigo?
Sí. Para poder estar contigo.
Vale.
La relación entre los protagonistas, padre e hijo, ocasionó el mayor debate de la noche. De ellos no conocemos los nombres, apenas algunos retazos de su vida pasada; tampoco sabemos con exactitud el tiempo y el lugar en el que se encuentran. Las breves conversaciones que ambos tienen y las numerosas situaciones de peligro en las que se ven envueltos sirven para plantear algunas cuestiones morales. ¿Toma el padre las decisiones más acertadas en todo momento, dadas las circunstancias? ¿Es el hijo demasiado pasivo en su actitud o, por el contrario, hace todo cuanto está en su mano teniendo en cuenta su corta edad? Es indudable que el padre (a quien el narrador se refiere con el genérico "el hombre") cumple con su misión de proteger al hijo y que este, pese a su juventud, aprende poco a poco de las acciones del padre, participando progresivamente en las soluciones de los problemas. Posiblemente el mayor punto de encuentro entre los dos sea su lucha constante desde el presente, como mensaje de esperanza ante un futuro amenazante.

En líneas generales podría decirse que La carretera se inscribe en el marco de las llamadas distopías (que el autor no incluya una justificación, o una explicación que aclare las causas del desastre al que sobreviven los personajes, es sin duda una buena decisión). De hecho, algunas de sus imágenes son particularmente violentas y escabrosas. En este sentido, el mundo hostil que nos presenta la novela, donde el instinto de supervivencia permenece activo continuamente, así como su itinerario y la importancia del viaje a pie, tendrían cierta similitud con otra de nuestras lecturas "distópicas": Vida y época de Michael K., del escritor sudafricano J.M. Coetzee.

El viaje por La carretera no supuso completamente, pues, una decepción como lectura. Es un buen ejemplo de literatura actual cuya estética ha tardado muy poco en impregnar algunas manifestaciones audiovisuales (durante la tertulia recordamos ciertas similitudes con la serie de televisión The Walking Dead). Para aumentar el debate y convertirlo en transversal, faltó una comparativa con la película homónima, basada en la obra de McCarthy. Sus críticas son bastante buenas, en particular sobre las interpretaciones y la fotografía. Queda pendiente, por tanto, una nueva sesión de cine y literatura.

Ver crítica en Filmaffinity

Nuestra próxima lectura será un clásico contemporáneo francés: El amante de Marguerite Duras. Esperemos que la novela esté a la altura de su fama literaria, no de su morbosa adaptación al cine.

(1) Página 14 de la edición ofrecida por El País. Traducción de Luis Murillo Fort.

2 comentarios:

Pi dijo...

¡Hola!

Hacía ya un tiempo que no pasaba por aquí, muy elegante la nueva cara del blog :)

Al no haber leído el libro con esta entrada me puedo hacer una buena idea de lo que me voy a encontrar, y como hablas de los aspectos positivos y de los que no lo son tanto, casi me atrevería a decir que aunque me atrae ahora mismo no lo tendría como lectura.

A parte de eso, decir que la entrada está muy cuidada como siempre, algo que se agradece cuando sobre la marcha te surge alguna duda o sientes curiosidad y solo hay que hacer click ;)

Hasta pronto :)

Ph. Dorset dijo...

¡Hola, Pi!

Hacía tiempo que no te dejabas caer, es verdad. Me alegra que hayas vuelto ;-)

Muchas gracias por tu comentario. Me anima a seguir publicando entradas de vez en cuando. He hecho algunos retoques en el blog, como bien dices. Me gusta poner enlaces para que el lector pueda, si así lo desea, satisfacer sus inquietudes con otras referencias. Gracias por darte cuenta :-)

"La carretera" es un buen relato en general, si bien no es el tipo de lectura que prefiero. Pero esto siempre es algo muy subjetivo.

A lo mejor me animo a comentar otro libro pronto. Recientemente me han recomendado una novela gótica cuanto menos curiosa.

Hasta pronto,

Ph. Dorset