viernes, 11 de marzo de 2011

Alto Jornal de Claudio Rodríguez

ALTO JORNAL

Dichoso el que un buen día sale humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado,
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.

Claudio Rodríguez

Cuando inicié mis estudios de letras, tras una ardua decisión que me llevó a ahorcar para siempre mis infructuosas horas dedicadas a la memorización de leyes, hace ya unos años, sentía aquella ilusión de los niños que se lanzan a la aventura todos los días, como diría el viejo y sabio Whitman. Tenía el ansia por aprender y quería mantener aún viva la llama de la curiosidad.

Muchas decepciones llegaron poco a poco a lo largo de ese camino en el que casi todo lo que quieras aprender, has de aprenderlo por ti mismo. No obstante, siempre permaneció la esperanza que algunos profesores y sus claras enseñanzas dejaron en sus clases. En una de ellas, durante aquel año de carrera vespertino, lo recuerdo bien, escuché el nombre de Claudio Rodríguez y sus poemas por primera vez. Su sencillez, su perfección y en especial su honesta voz consiguieron que me interesara más por su obra. Así es como descubrí "Alto Jornal", un poema limpio de asperezas que me esfuerzo por visitar cada cierto tiempo para recordar y ser consciente de la importancia de esos divinos detalles que amplían nuestra perspectiva y nos abren la puerta de lo esencialmente humano, de ese taller verdadero.

Espero que si no lo conocían, lo descubran y gusten de él.

sábado, 5 de marzo de 2011

Música para el Origen de un Concepto

El título que he escogido para esta nueva entrada probablemente induzca a reflexiones profundas, filosóficas tal vez. Lejos de ello, tan sólo quiero compartir aquí dos pequeñas piezas musicales de Hans Zimmer extraídas de su trabajo en Inception. Creo que muchos coincidirán conmigo en que Zimmer es unos de los compositores con mayor personalidad en el cine de hoy. En las bandas sonoras que ha rubricado puede apreciarse un sello propio que continúa desarrollando gracias a esa singular conjunción de música electrónica y orquestal. Tradición y talento individual, afirmaba T.S. Eliot.

Pese a que la película de Christopher Nolan obtuvo cuatro Oscars nada desdeñables, los mejores en la categoría técnica (Fotografía, Edición de sonido, Efectos sonoros y Efectos visuales), contra pronóstico la BSO de Origen no se alzó con el premio (que fue para The Social Network, en última instancia). De esta forma Zimmer sigue acumulando numerosas nominaciones a los Oscars pero solo una estatuilla, la que curiosamente recibió en 1994 por El Rey León. Ni siquiera por su excelente colaboración en Gladiator (una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos) Zimmer consiguió repetir el triunfo (en aquella oportunidad el galardón fue a parar a otra bella partitura, la de Tigre y Dragón).

Para hacer un poco de justicia a las esquivas atenciones que el áureo figurín de Hollywood tiene con Zimmer, he seleccionado dos pistas de Inception que recogen a la perfección su emblema musical.

Abriendo el apetito, la breve e intensa "Dream is collapsing":


Y como primer plato la extraordinaria y soberbia "Time":


Espero que continúen con la degustación. Sobre todo no se duerman y disfruten de la música.